Una casa de campo familiar donde aún se cocina en barro, una huerta y un suelo de azulejos. La fuente con el pollo escabechado, los puerros recién traídos del mercado, y las populares #historiasinventadaswebos con dos panes levando y otro saliendo del horno.
Todo eso, y un prólogo de Juan Gómez-Jurado, sirve de excusa para volver a las famosas “recetas que siempre salen bien” de Susana Pérez.
Son 60 historias emocionantes y 30 recetas deliciosas, que van a sorprender incluso a los más fieles seguidores del blog de Webos Fritos. Hasta lo de siempre se hace nuevo en este libro.
Sinopsis
Desde hace varios años, Su ha escrito cada domingo en su cuenta de Instagram historias de nostalgia entre fogones. Tan poderosamente olorosas y evocadoras que a menudo los lectores no sabían detectar la parte de ficción entre los recuerdos del pueblo y los trucos de chef.
El éxito en las redes ha sido tal que los Webos Fritos (marido y mujer en su “vida 1”, cocinera y fotógrafo en su “vida 2”) han decidido recopilarlas en este libro, que combina los relatos con magníficas imágenes y, cómo no, deliciosas recetas tradicionales, caseras, ricas… ideales para compartir alrededor de una buena mesa. A ser posible, rústica y con servilletas de algodón.
Y es que, ¿a quién no le gusta que le cuenten un trocito de vida?, ¿quién no recuerda las tardes de verano con los abuelos, los colores y ruidos de la sobremesa, los abrazos con delantal y manos con pegotes de harina y las interminables conversaciones en los patios?
ALREDEDOR DE LA COCINA es otra forma de volver a la niñez, creando memorias para otros.
Estructura
Distribuidas en seis bloques, los relatos se entremezclan con las recetas y las fotos, según sean desayunos, comidas, meriendas, cenas, postres o panes. Y así nos vamos encontrando con unas tortas de manteca cuya elaboración se plasma en la historia titulada “Mi mejor aprendiz”. O la receta del bizcocho de yogur y queso, que le sirve a la autora para escribir el relato “Mi niña de ojos tristes”.
Las sopas de cebolla, setas y pan aparecen unas páginas antes que “El bar del pueblo” y “La romana de mi abuelo”. Tenemos también en el menú un parmentier de merluza, un guiso de cerdo y alcachofas, o una pluma de cerdo ibérico adobada, cuyos ingredientes se van entrelazando con historias que sueñan con amores eternos o deseados, como “Emigrantes por amor” y “Los sábados en la pescadería”.
En el libro también hay un capítulo dedicado a los postres, que tanto le gustan a Susana. Ella quería que estuviese su tarta de limón, tal y como aprendió a hacerla en sus escapadas a París. Como demuestra cada día en las redes de Webos Fritos, Su es capaz de hacer sencillo lo sofisticado, pero también de elevar a receta un vitamínico batido de manzana y espinacas.
Tan pronto se va de excursión por Guadalajara o su Cuenca natal, como nos trae el sabor del pan de aceite, los gougères rellenos de la bretaña francesa o la infalible galleta en sartén.
Lo de menos es acabar después en la cocina. Antes, mucho antes, este viaje es ya un concurso. Gana el que más vidas acumule pasando estas hojas, mirando los paisajes, y oliendo a candeal.